ENTREVISTA: PILAR TEJERA. LA MUJER CON RUMBO AL "TODO ES POSIBLE"

Copyright foto: Pilar Tejera

“A estas alturas del curso no estoy muy segura de quién es Pilar Tejera”. La afirmación es de la propia Pilar, creadora del portal Mujeres Viajeras www.mujeresviajeras.com. Así dicho, podríamos pensar que nuestra protagonista no tiene las cosas claras, pero nos equivocaríamos. Historiadora, egiptóloga, estudiosa y especialista en viajeras victorianas, autora del libro recién publicado Viajeras de leyenda y directora de la editorial Casiopea. Por si esto fuera poco, en un momento de su vida, Pilar decidió retirarse de lo conocido y puso rumbo a otros mares. Viajó por el resto del planeta, trabajó como reportera, se empapó de la cultura ajena, envió crónicas, sintió, experimentó y se enriqueció. Y no lo hizo durante un año, no, sino durante once y después, regresó. ¿Por qué? “Como dijo George Sand: uno se acerca al final del viaje. Pero el final es un objetivo, no una catástrofe. De todas formas, el regreso no es más que otro viaje que hacemos a un lugar diferente del que salimos y ahí descubrimos cosas nuevas, sobre todo en nuestro interior porque hemos cambiado”. De todos sus periplos aprendió a perderle el miedo a la vida. “¡Ojo! Que cuando no se viaja, también se aprende mucho más de lo que creemos, a convivir con el día a día, que no es poco”, añade.

Después de haber hecho tantas idas y venidas, Pilar Tejera también ha superado el miedo a tirar cosas. “Haría una mudanza al año” confiesa con rotundidad. “Soy lo contrario al síndrome de Diógenes. Me encanta tirar y tirar lo que ya no necesito. Es una especie de liberación. Ver bolsas, cajas y bultos que se amontonan en la puerta del montacargas y se van, desaparecen de tu vida, envueltas en esa energía del pasado de la que te liberas”, dice sonriendo.

Puede que el hecho de estar siempre activa y con mil ideas en la cabeza esperando su turno de salida sea la razón para que esta mujer de risa fácil y positivismo casi innato tenga tendencia a cerrar etapas sin pena ni nostalgias. Su última iniciativa en el portal Mujeres Viajeras es un concurso de relatos sobre el medio ambiente. “2011 es el año internacional de los bosques y estoy trabajando en un nuevo libro que recogerá el papel de la mujer a lo largo de la historia en este tipo de escenario natural. Estamos reuniendo un plantel de voces nacionales e internacionales de lujo”. Y si ella lo dice, conviene creerla porque será así. Lo que empezó hace tres años como una web para plasmar su afición personal (viajeras del siglo XIX) se ha ido convirtiendo en una gran comunidad virtual de exploradoras del siglo XXI que cuenta con la colaboración de varias empresas y este año, además, con el regalo del reconocimiento del Instituto de la Mujer. “El portal es un salón virtual y también un proyecto con el que disfruto muchísimo y en el que conozco a mujeres fantásticas que creía que no existían”. Para llegar hasta aquí, Pilar ha puesto dinero de su bolsillo porque, simplemente, creía en su sueño. “Partamos de la premisa de que siempre hay que perseguir un sueño porque si no, la vida es un rollo. Los sueños son como una especie de ventanas que abrimos para que entre aire fresco… aunque a veces nos defenestremos siguiéndolos” ¿Y si el sueño se convierte en obsesión? “No, no, las obsesiones no molan. Deforman las cosas, las convierten en caricaturas que a veces acaban convertidas en monstruitos que nos persiguen”, dice.

A Pilar le acompaña siempre su energía. Una fuerza interior y una positividad que la empujó a mantener el portal y responder a todos los mails de las viajeras incluso cuando tenía el brazo roto y escayolado después de un accidente en barco. “Cuanto más difíciles se ponen las cosas, más nos crecemos. Basta leer las biografías de personas que han conseguido muchos éxitos en la vida para descubrir todo lo que tuvieron que pasar antes”, comenta. “De todas formas, –añade–, muchas veces hacemos cosas que para otros son 'esfuerzos' y para nosotros son sencillamente impulsos que nos llenan y por los que nos dejamos arrastrar”. Una de estas motivaciones que llevan a Pilar hasta los confines del mundo son los proyectos humanitarios. “Colaboro con una fundación que trabaja con niños autistas y es todo un descubrimiento conocer más a fondo la mente de los savant. De todas formas, lo solidario y lo humanitario muchas veces es algo más cotidiano: armarte de paciencia cuando tu madre te repite algo varias veces, ceder el paso a otro conductor sin pensar que se quiere colar, regalarle un décimo de lotería al portero por todos los favores que te ha hecho…Cosas así.” Amante del vino tinto, aficionada a nadar y algo atropellada cuando llega a los aeropuertos –“Siempre facturo en el último momento y nunca decido yo si pasillo o ventana, lo que me dan”, dice despreocupada–, esta viajera intrépida, curiosa e infatigable está convencida de que son las cosas las que te eligen y no al revés, lo que podríamos entender como una serenidad casi zen de cómo aceptar la situación incluso si algo se tuerce. “Mira, si lo que te preocupa tiene solución, ¿para qué preocuparte? Y si no la tiene, ¿por qué preocuparse? Creo que lo dijo Buda”, matiza. En su mesilla de noche reposa el tesoro más sagrado, el libro de Paul Auster Creía que mi padre era Dios –“Es lo único que sobrevive a todas las mudanzas", comenta–. Ella, en vez de rezar, cuando tiene necesidad de una dosis de ánimo y tesón, le pide prestadas las palabras a una de sus heroínas: Mary Kingsley. “Deberíamos tenerla en cuenta muy a menudo, leer sus libros porque es un manifiesto del positivismo y del sentido del humor”. Ha cruzado la selva, recorrido desiertos, navegado océanos, sobrevolado países de África y conducido un jeep por territorios inhóspitos de continentes lejanos y, sin embargo, aún no ha hecho a pie el Camino de Santiago. “Bueno, bueno, en mi defensa diré que mentalmente me gradué con honores el año pasado con el libro Peregrinas por el Camino”. Cierto. El proyecto literario de su editorial y fuertemente propulsado por el portal Mujeres Viajeras se sumó a los otros dos que recopilaban las mejores historias de los concursos de relato breve y que sin duda, ha aportado al reciente año Xacobeo una perspectiva femenina de valor, sensibilidad y coraje. Mujeres que, como Pilar, en momentos de cansancio y después de haber recorrido cientos de kilómetros, levantan la cabeza, respiran, sonríen y siguen avanzando porque, como decía la Kingsley: “No hay niebla que dure eternamente y toda derrota que no nos haya aniquilado hace renacer nuevas fuerzas y nos lleva a reflexionar sobre lo que en nosotros hay de indestructible”.

Texto: Teresa Morales